lunes, 16 de agosto de 2010

Ven aquí (Hilario Camacho)



No creo en la división de la música por estilos ni culturas.
No creo en la lucha generacional,
en la parcelación de la ciudad por tribus
ni en la organización del tiempo en décadas.
Creo en la integración de todas las razas y sonidos.
Creo aquí y ahora en lo que soy y en lo que siento…
(
De la dedicatoria escrita por Hilario Camacho, en su C.D. En concierto - 1997)



Hoy se cumplen dos años de la desaparición física de Hilario Camacho. No hay nada que hacer (como dice el título de una de las últimas canciones del músico) al respecto. Sin embargo, Hilario es una figura que permanecerá entre nosotros por mucho tiempo; en el caso de los que tuvimos el placer de escucharle desde sus comienzos, para toda la vida.

Aquel chamberilero nacido en 1948 construyó, en colaboración con destacados letristas y músicos de su tiempo, una obra musical que se inició con canciones inspiradas en los versos de Nicolás Guillén. Siempre le gustó la poesía y su creatividad musical también puso melodías a Machado y Blas de Otero. Eran años de Universidad, duros años en el que la dictadura franquista intentaba sofocar las incipientes protestas en contra del fascismo; Camacho, como tantos otros artistas, se sumó a la lucha en contra del régimen y participó en el grupo Canción del Pueblo. El cantautor siempre se definió como anarco. Todo esto ya es historia, al igual que los vinilos que Hilario publicó de la mano de Gonzalo García-Pelayo —fundador, en 1974, del sello discográfico Gong—, quien produjo cerca de doscientos a grupos y cantantes como Triana, Quilapayún, Víctor Jara, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés o Labordeta. La historia puede ser una asignatura, un recuerdo personal, o una frase hecha; Óscar Wilde decía que tenemos el deber de rescribirla, con lo cual coincido. De alguna manera, este homenaje a Camacho es eso: rememorar los sucesos que viví hace años, recordar las canciones que escuché de él y volver a sentir lo que pudieron inspirarme en su momento.

Algo parecido debí pensar cuando, hace algunas semanas, se me ocurrió repetir un viaje que realicé junto a unos amigos, allá por 1973. Se trataba de hacer de nuevo, lo más exactamente posible, el camino que realizamos desde Madrid a Asturias, pasando por Santiago de Compostela. Aquella excursión tenía un motivo concreto, que no viene al caso, pero nosotros dejamos que nos inspirara el aspecto lúdico del viaje. Todavía no había aparecido De paso, pero seguro que habría encontrado un lugar junto con las dos únicas cintas de casete que llevábamos entonces: el Té para los Tillerman, de Cat Stevens, y una compilación de canciones de Melanie Safka; Hilario escribió después sobre aquel vinilo definiéndolo como «Hachís, música, sexo, empezando a experimentar con L.S.D. Buenos músicos, imaginación [...] ambientes medievales y oníricos mezclados con la electricidad a la búsqueda del éxtasis del amor físico...». Pongan ustedes el orden que deseen en la anterior relación, conforme a sus apetencias, pero podemos convenir en que los géneros que nos gustaban a nosotros eran de parecida sensibilidad al que interpretaba el cantautor madrileño.

El primer viaje, el que ahora íbamos a repetir, no consiguió realizar el encargo que lo motivó. Cosas de los tiempos que corrían. Ahora, con nuestra segunda salida, había alguna posibilidad de que su objetivo no se cumpliera, al menos eso me cantaban o decían: a los sitios en donde fuiste feliz no hay que volver; las cosas organizadas nunca dan buen resultado; hay que improvisar... etc., pero seguimos adelante y una mañana muy temprano partimos, 37 años después…

Rescribir la historia… O seguir haciéndola, vivir un viaje sin intentar replicar el anterior. Recordar quiénes fuimos, pero sabiendo quiénes éramos ahora (bastantes canas y algunas arrugas después). Paramos a tomar un café y liar unos cigarrillos, después de unos cuantos kilómetros; charlamos y fumamos contemplando el solano que comenzaba a planear sobre el campo de Castilla. Cuando regresamos al coche le dije a mi buena amiga M.A.:
—Además de Cat Stevens y Melanie, he traído una sorpresa —sonó Cuerpo de ola y ella me miró sorprendida y agradecida al tiempo.
—¡Hilario Camacho!

Luego, escuchando la música, pensamos en las máscaras adultas criadas a fuerza de años que dictan —inclementes— una falsa seguridad; recordamos el dulzor del rocío en las noches; nos cegó de nuevo el sol de invierno cuya luz ilumina cuando se ama; cerramos bares sin dueño donde buscamos atar lo invisible y nos despistamos después con una resaca infernal…

Lo difícil no es empezar un viaje, sino terminarlo como a ti te parezca. El rey del mundo abdicó y comprendió que el final está a tres palmos del amanecer en Madrid, cuando te invade cierta tristeza de amor —el amor no tiene dueño— y susurras «ven aquí».

Suena la música en el coche; hablamos; casi seguro que habríamos coincidido con Hilario cuando dijo sobre aquella canción/cobijo que «En aquellos días [1972] la amistad era más importante que el amor erótico. Músicos, pintores, actores, amantes del arte y la contracultura, todos juntos y revueltos. Lo importante era comunicarse, estar juntos, tener alguien en quien apoyarse y contarle tus penas y alegrías...».

No importa la partida ni el regreso. Lo que merece la pena es vivir el camino.

Te lo debíamos, Hilario.

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- El disco que se cita en el texto es Hilario Camacho, en concierto (Warner; 1997). Junto con Camacho participaron en el concierto los músicos Sergio Castillo; Paco Bastante; Tato Icasto; John Parsons; José A. Romero; Cristina Narea; Adel Hakki; Juan Moya; Bernardo Parrilla y Antonio Serrano.
- La foto de cabecera es un detalle del libreto del C.D. Una mirada diferente; fue realizada por Ignacio Evangelista.






AUDIO: No cambies por nada (Del disco Una mirada diferente; Hilario Camacho; 2006)

4 comentarios:

  1. Como siempre, querido Pedro, compañero de viaje en los recuerdos de Hilario, has retratado con suma maestría el alma del artista que seguimos queriendo y recordando, porque creímos en él y siempre creemos en él, para que los sueños ni los soñadores nunca mueran, ni cambien.Un gran abrazo en ésta madrugada sevillana hasta la de madrid, dónde amanece, que no es poco...

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  2. Gracias, amiga Laura. Seguimos en la brega para lograr que Hilario esté cada vez más presente entre nosotros.
    Afectuosamente,

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  3. He encontrado casualmente este blog y he disfrutado con el texto sobre Hilario, cantante al que conocí en la segunda mitad de los 60's al comprarle a una compañera de facultad el sencillo que contenía "El fusilamneto" y "El son del desahucio" ambas de Nicolás Guillén y que todavía conservo.

    Hace varios años había una web o un blog, no recuerdo que era, dedicada a Hilario y donde participaba gente de gran interés. ¿La conocísteis? ¿Podríais decirme algo sobre ella?. No la encuentro.

    Gracias. estaré atento por si publicáis algo más sonre Hilario.
    Un abrazo

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    1. Hola, Pepe:
      Quizá la página a que te refieres es «Una calle en Madrid para Hilario Camacho» que nació con el objetivo de apoyar la petición que hicimos al Ayuntamiento de Madrid en este sentido. Pasaron de nosotros y la solicitud, apoyada por cientos de personas, estará durmiendo en algún cajón (si es que no la han tirado directamente a la papelera).
      Te dejo la dirección de la misma, en donde encontrarás varios enlaces a páginas sobre Hilario, a noticias de aquellos momentos y al grupo en FB que viene funcionando desde hace años.

      http://hilariocamacho.blogspot.com.es/

      También te dejo la dirección de una página en donde se habla del cantautor, con letras de varias de sus canciones y un par de MP3:

      http://www.margencero.com/musica/hilario_camacho/hilario_camacho.htm

      Gracias por tu mensaje. Un abrazo,

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